Lo primero que debemos saber cuando tratamos este tipo de manchas, bien sean frescas o secas, es que nunca debemos lavar o enjuagar con agua caliente ni emplear secadoras o similares. Esto podría dejarlas adheridas de forma permanente.
En general, todos los productos siguen el mismo procedimiento cambiando el producto a aplicar y el tiempo de exposición de la superficie o tela.
- Manchas frescas
Un método muy usado para tratar este tipo de manchas es el limón y sal o bien el vinagre blanco diluido en agua durante media hora. Después enjuagar con agua fría.
- Manchas resistentes
Para este tipo de manchas habría que utilizar productos más agresivos. El amoniaco es muy recomendado cuando se trata de manchas resistentes. Diluimos una cucharada de amoniaco en una taza de agua y aplicamos solo sobre la mancha. Dejamos actuar 5 minutos para, posteriormente, retirarlo con un poco de jabón y agua.
- Manchas secas
Son las más difíciles de sacar y requieren tiempo y paciencia. Podemos utilizar un ablandador de carne (lo encontramos en supermercados) junto con dos cucharaditas de agua. Extendemos la pasta obtenida sobre la mancha y frotamos con los dedos. Dejamos actuar 45 minutos y enjuagamos con agua fría