Despídete del polvo con un soplo. Es muy probable que después de mover muebles, derribar paredes o cortar y lijar siempre quede una capa indeseable de polvo flotando por toda tu casa. Una manera rápida y sencilla de deshacerte de estas partículas es abrir una ventana y colocar un ventilador soplando hacia afuera, verás cómo poco a poco el aire de tu casa se va purificando y las partículas son cada vez menos.
Para limpiar el techo y las paredes basta con una mopa húmeda. Sumerge la mopa en un cubo con agua y exprímela hasta que no derrame ni una gota de agua. Una vez que esté húmeda la mopa, colócala en la esquina que une la pared y el techo y tira de ella como si estuvieras limpiando el suelo. Enjuaga la mopa y repite. Este procedimiento también puedes hacerlo en las paredes.
Para eliminar la suciedad de los objetos, humedece un trapo con agua y detergente y exprímelo hasta que quede húmedo, igual que la mopa del paso anterior. Es importante que el trapo no esté lleno de agua pues solo lograrás llevar la suciedad de un lugar a otro. Una vez que veas que el paño no gotea, pásalo por los aparatos eléctricos, mesas y ventanas, enjuaga y repite el procedimiento.
Cuando llega el momento de limpiar el suelo, es importante que no lo barras, pues barrer solo hará que la suciedad y los escombros se esparzan por todo el lugar y las partículas de polvo vuelvan a apoderarse del aire. Para dejar el suelo impecable es recomendable que hagas uso de una aspiradora con un filtro de alta eficiencia (si no tienes puedes pedir una prestada). Estas aspiradoras absorben hasta la mínima suciedad y debes pasarla de lado a lado pisando solo en las zonas libres de polvo. Cuando lleves unas 10 pasadas, limpia el filtro y comienza de nuevo.
Si después de aspirar encuentras manchas en el suelo, prueba a humedecer un trapo con un poco de tu gaseosa favorita y estruja el suelo donde esté ubicada la mancha hasta que salga. Si no llegara a funcionar prueba con un poco de agua oxigenada.
Si necesitas eliminar restos de pintura, barnices o esmaltes, prueba a humedecer la mancha con un poco de removedor de esmalte de uñas con acetona, verás que la suciedad se suaviza en pocos segundo y solo te quedará rasparlo.
Los restos de cemento, barro o pegamento suelen salir fácilmente con un desincrustante o removedor de incrustaciones, puede que no tengas uno en casa, pero en la sección de limpieza de cualquier ferretería encontrarás una gama de ellos. Humedece un trapo con desincrustante, pásalo por donde está la mancha y luego raspa el pegote con una espátula.
El truco más importante de todos es evitar que la suciedad se acumule. Si vives en la casa durante la remodelación, elimina el polvo después de cada jornada de trabajo, esto ayudará a que el polvo no se acumule y no se pegue en las paredes. Si estás durmiendo fuera de casa mientras terminan la obra, intenta ir los fines de semana a poner un poco de orden, ya que mientras más tiempo pase, el polvo y los químicos adheridos a una superficie, más difícil es removerlos.